La diminuta isla de Tabarca está a solo 20 minutos en barco de la península de Alicante, pero es como viajar a otra época. Para empezar, no hay coches, y todo lo demás en Tabarca tiene un aire rústico. El islote está dividido en dos por un estrecho istmo que hace las veces de playa. Al oeste del istmo está la ciudad amurallada de Tabarca, donde vive el medio centenar de habitantes de la isla, y al este hay una extensión de arbustos y cactus, solo interrumpida por una antigua cárcel y un faro.

Podrás pasear por sus nueve calles y dos plazas, entrar en bares y cafeterías y disfrutar del ambiente. Las murallas que dan al mar, junto a la pequeña iglesia barroca, también se pueden recorrer a pie. En total, un paseo de punta a punta dura una media hora, así que es tan factible como agradable. En las calas menos concurridas, con aguas cristalinas, se puede bucear. Y la visita sería redonda si no pruebas alguno de los famosos restaurantes de marisco del islote. Tabarca es una opción genial para hacer una excursión de un día desde Alicante. El ferri sale desde Santa Pola.